viernes, 4 de julio de 2008

La primera noche que supe de ti

Comparto con quienes supieron algo de esa almita que decidió esperar un poco más antes de venir a acompañarnos, lo que escribí la primera noche que supe de su existencia.

Día 1.

Lunes, antes de acostarme. Como ya casi es una costumbre cuando tengo algo que hacer, tomé el telefono celular, busqué la opción 'agenda' y para el Martes 28 día por demás extraño y de posibles nuevas noticias, escribí como asunto de la hora de levantarme: Dia 1. Pensaba, de cambios? de retomar lo que ya venía ocurriendo? o de una serie de dias entre los cuales se definiría alguna de las dos preguntas anteriores? Sin tratar de adivinar me dejé caer a la cama nuevamente, como hace 26 años. Esta vez no había el momento previo de jugar sudoku o escuchar algo de música o mirar todo lo que hay alrededor de mi cama. Ni siquiera recordé la visión recurrente de un ladrón trepando el muro de la casa para ingresar. Nada. Simplemente dejé el celular, me enrollé en la sabana y la frazada blanca de lineas azules, acomodé mis manos y mi cabeza en la almohada y dormí.

Me levanté al Día 1, todavía tenía en la cabeza el encuentro que días atrás, parece habernos prescrito a este momento. Ya con el miedo, ya con las posibles respuestas y medidas a tomar. Ya con la certeza de que no estaba del todo en el día uno sino ya por lo menos en el día 21, poco más o poco menos. Mientras me lavaba los dientes pensaba en la vez que me enseñaban a hacerlo y cuando me lavaban el rostro en la mañana y sentía la mano de mi papá o mi mamá pasando por mi cara mientras me quitaban el jabón con un poco de agua, la que yo evitaba beber apretando los labios e inflando los cachetes.

Todo en esa mañana transcurrió casi sin importarme y llena de recuerdos. Solo minutos antes hasta encontrarme con ella dejé de evocar cosas de mi niñez y me veía esperándola. Me llamó para avisar que estaba cerca y fuí a darle el alcance. Juntos fuimos hasta allá, un poco caminando y otro en transporte público. Preguntamos, pagamos, casi todo carecía de importancia salvo esa respuesta que nos dieron hasta dos horas después, que supimos dejar pasar comiendo helados, almorzando y caminando.

1:20 de la tarde entonces, entendí lo que ese día uno quería decir. Desde entonces todo allá afuera ha tenido una forma, un color y una razón de estar distinta y nueva para mis ojos. Y desde ese día entendí que dejé definitivamente de soñar mi historia. Ahora soy un personaje en la historia de alguien más.

***
Por alguna razón quisiste que haga lo que estoy haciendo.
Por eso te dedico cada logro con mucho cariño y agradecimiento.

Algún día nos veremos.
Nunca te olvido.

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