domingo, 7 de septiembre de 2008

bestias de medianoche 3

Si algún día escuchas mi voz rodar por las verdas de tu boca
Al final de una linea perpetua entre mis dedos
en la medianoche de mis manos
Respirando la distancia de tus pasos
el silencio detrás de mis palabras cuando cierro la puerta
Cuando vuelvo a las rejas de mi prisión
colgándome de ella mientras dure la tarde
Sentado en la vereda de enfrente
leyendo cartas sin enviar
Repitiendo tu nombre hasta la última canción
en la fugacidad de los ojos cerrados
Abiertos de pronto a la pantalla de falsas imágenes
mientras estiro mi camino en la orilla del amanecer
En el espejo inundado de la profundidad de ese mismo cielo
cuando se asoma el dolor inubicable
Cada vez que repito la oración que el dios no escucha
o si vuelco la maldición que el mismo dios ignora
Cada vez que golpeo mi cuerpo hasta verlo gritar
en cada fotografía perdida al despertar
En una linea de palabras sin sentido
fusiendo der canstido far lonen misencia
Condenado a la espera interminable
desluciendo vestimentas oscuras
Cuando el vinilo se estrelle en algún rincón de lima cuadrada y perfectible
en mi naufrago aparecer desde el fondo del café-bar
Extraviado en bemoles rotos, grandes e insignificantes
de pianos inmensamente pequeños y vulnerables
En el incomprensible temblor de cada palabra
que cruza la avenida de estas líneas
Preparadas a caer con las manos atadas
cada vez que guardo silencio
Y cuando escribo para no ser interpretado
por el vacío de nuestra historia
Buscarás respuestas debajo de una roca
y dirás siempre lo mismo.

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