Cayeron moribundas en mi pecho
dos aves de piedra.
Aves de arena
que cruzaron vertical el horizonte
volando con el tiempo en el olvido.
Los segundos y las horas
transformaron los siguientes días de su vuelo.
En sus ojos se inundaba la penumbra.
En sus alas, un océano torcido.
Nunca los devoraba la noche.
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2 comentarios:
sí ,es un tacho de basura
Me ha gustado tu blog. en especial esto.
Cuidate =)
Gruzaré vertical por el horizonte.
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