Ciego como soy
puedo abandonar mis manos
sobre las cuerdas del destino
y levantarme hambriento de constelaciones.
Pero solo pruebo los frutos bemoles
acordes a mi existencia
a mi no ser
ni querer ser
Olvido que soy olvidado
prontamente sonrío hacia rostros ajenos
liberando palabras suicidas en el camino
tal vez lanzadas hacia el fondo del mar
hacia el fondo de la luz
donde giran los ojos de un cuervo pretrificado
que de lejos me observa
vestido con diarios amarillos y ceniza.
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