miércoles, 19 de marzo de 2008

N.N. #6

Recuerdo ver tu nombre impreso en algún rincón de mi mano
y derretirse en figuras de perfumes y palabras imaginarias.

Si de todas las mañanas
fué esta mi última morada:
¡Qué hermosa es la velocidad del adios!
y la ceniza de las hojas en el silencio de la calle
y las veredas
y mis pasos.

1 comentario:

David Hoyos dijo...

cesar.. ta uqe paja brother... eres uh poeta..
ya te animaras con mi propuesta veras.. hay que seguir cantando . gracias por los gritos en el mar.