Recuerdo ver tu nombre impreso en algún rincón de mi mano
y derretirse en figuras de perfumes y palabras imaginarias.
Si de todas las mañanas
fué esta mi última morada:
¡Qué hermosa es la velocidad del adios!
y la ceniza de las hojas en el silencio de la calle
y las veredas
y mis pasos.
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1 comentario:
cesar.. ta uqe paja brother... eres uh poeta..
ya te animaras con mi propuesta veras.. hay que seguir cantando . gracias por los gritos en el mar.
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